La lluvia suele aparecer durante el otoño y la primavera. La lluvia que suele caer en estas estaciones puede ser repentina y virulenta, echando por tierra el trabajo vegetal de todo un año. Si las precipitaciones son torrenciales, la fuerza con la que caen las gotas podría ser capaz de destrozar por completo ejemplares delicados.

La falta de previsión es nuestro peor consejero a la hora de combatir la climatología, un hecho que puede arruinar el trabajo de meses en nuestro huerto o jardín. Por ello, es importante que nos preparemos ante los posibles efectos que una tormenta, ya sea torrencial o de granizo, puede provocar sobre nuestro huerto o jardín.

Como proteger las plantas de la lluvia

  • Cubrir tus plantas es la mejor opción para que no se aneguen y sus tallos y las hojas estén protegidos. Existen plásticos específicos en el mercado, pero también está la opción económica de hacerlo tú mismo, lo importante es que el plástico quede bien tenso, que no haga bolsas, pero que entre el aire para ventilar.
  • Uno de los acolchados más habituales del jardín es la corteza de pino. Este material orgánico favorece el drenaje y es muy útil para evitar la putrefacción de las raíces. Si las tormentas son el día de día de la zona en la que vives, lo ideal es que dejes el cepellón de los árboles un poco por encima del nivel del suelo cuando los plantes y lo rodees con corteza o gravilla.
  • Si tienes macetas, una buena forma de evitar que un aguacero imprevisto las haga daño es haber puesto en el fondo de la maceta un puñado de piedras, recibirán de buen grado la lluvia, porque las oxigena y las limpia.
  • Aprovecha la temporada de lluvias para abonar el suelo, al mezclarse con el agua, el abono, ya sea mineral u orgánico, se diluye y es más fácil para las plantas beneficiarse de él. Pasa lo mismo con los químicos que usamos para controlar las malas hierbas. Si se diluyen, serán más efectivos.