Si acabas de iniciarte en el mundo del bonsái, te contamos los 10 errores más comunes en el cultivo del bonsái que puedes cometer y debes conocer para evitarlo.

Regar en exceso el bonsái.

Uno de los motivos más frecuentes de la muerte de un bonsái, es el riego en exceso. Cuando empezamos a cultivar bonsáis, es lo primero que debemos aprender. Controlar los riegos y darle al bonsái la dosis de agua que necesita en cada estación del año, evitando que se seque o se encharque.

Regar en exceso el bonsái, si el sustrato que tenemos no drena bien conseguiremos que se encharque y como consecuencia la podredumbre de rices, la asfixia radicular y la muerte del árbol, por falta de oxígeno en las raíces.

Si llevas poco tiempo y ya has estado viendo varios videos sobre consejos y técnicas de cultivo del bonsái, verás que los bonsáis se cultivan en un sustrato especial, como si fuesen piedras. Son sustratos especiales con los que conseguiremos evitar encharcamientos, una mayor oxigenación de las raíces y que nuestro bonsái crezca sano y fuerte.

Volviendo al error del riego excesivo, si ya hemos cometido el error y nos hemos dado a cuenta a tiempo, o creemos que estamos a tiempo, una solución podría ser una solución para esta emergencia podría ser hacer un trasplante de emergencia, sin cortar raíces y poniéndolo en un sustrato de granulado de Akadama y Kiriu para evitar seguir con el encharcamiento.

Regar por defecto el bonsái.

Aquí tenemos el error contrario al anterior. Es desde luego menos peligroso que el exceso de agua. Si no es muy prolongado, normalmente se soluciona regando con abundancia y picando la tierra con algún elemento como los palillos en acero inoxidable para facilitar la entrada de agua y aire. Si las hojas solo están lacias y no están secas del todo, ayudara a su recuperación que fumigaremos con agua la copa, es decir las hojas, cada 30 o 45 minutos, hasta que se recuperen, en último caso si nada de esto resulta haremos un riego por inmersión.

Ubicaciones con poca luz.

Determinar una buena ubicación, junto con el riego, son las dos principales tareas que los que se inicien en el mundo del bonsái deben controlar. Cada árbol necesita unas condiciones particulares y debemos conocerlas.

Este error es muy normal en principiantes, se cree que los árboles pueden mantenerse dentro de casa, como un adorno más, sin pensar que son seres vivos, que nacen y crecen en la naturaleza y que el interior de nuestras casas no es el sitio adecuado para ellos. Dentro de casa aunque en mitad del salón nosotros veamos bien y pensemos que hay mucha luz, por lo general no tendremos la luminosidad suficiente que necesitan los bonsáis.

Si estamos cometiendo este error nos daremos cuenta con el color pálido de sus hojas y entrenudos largos. Con el tiempo esto llevara al agotamiento y la muerte del árbol, pues los arboles además de tener suficiente luz, deben sentir y pasar por las diferentes temperaturas de las estaciones así como sentir la diferencia entre el día y la noche.

No entender que bonsái tenemos.

Si nos acaban de regalar un bonsái o si acabamos de comprarlo, lo más normal es que no sepamos la especie que es ni sus cuidados específicos.

Es muy importante que sepas que no todos los bonsáis necesitan los mismos cuidados. Hay bonsáis tropicales que necesitan de una mayor temperatura durante el invierno, por lo que deberemos protegerlos si están en exterior en algún invernadero y sin embargo árboles de exterior como el manzano, que resisten perfectamente el invierno y además, en el caso de esta especie, cuanto más frío pasen durante el invierno, más fuerte será su brotación en primavera.

Por lo tanto, antes de comprar un macrobonsai tenemos que saber qué especie es y qué necesidades tiene. Si nos lo han regalado, lo primero será buscar información sobre él para poder darle todo lo que necesita.

Mal tratamiento en caso de plagas o enfermedades.

Es muy común curar lo que creemos que son plagas con consejos y cosas oídas o visitando una floristería y pidiendo, algo para lo que nosotros suponemos que tiene.

Deberemos saber que las enfermedades más frecuentes de nuestros bonsáis, se deben a dos causas principalmente.

  1. Plagas:
  2. Ácaros. Araña amarilla y roja.
  3. Gusanos. Barrenadores, Lombriz de tierra, Nematodo, Oruga defoliadora.
  4. Insectos. Hormigas, Mosca blanca, Pulgón lanígero, Pulgón verde, negro y blanco, Saltamontes, Trips, Cochinilla algodonosa, Cochinilla de la humedad, Cochinilla lapa.
  5. Moluscos. Babosas, Caracoles
  6. Enfermedades:
  7. Hongos. Hongo de la madera, Mildiu, Negrilla, Oidio, Podredumbre de raíces, Roya, Botrytis, Repilo del olivo, Clorosis, Mal blanco de las raíces.

Para los insectos usaremos insecticidas. Para los hongos fungicidas. Para los ácaros, insecticida acaricida.

Trasplantar de manera muy frecuente.

Como regla general, los bonsáis se trasplantarán cada dos años para que tengan tiempo de aclimatarse al nuevo sustrato y que las raíces ocupen todo el espacio de la maceta. Los bonsáis en desarrollo y formación, se pueden trasplantar cada año, y los bonsáis ya establecidos completamente pueden muy bien pasar de tres años sin ser transplantados.
Se procurara no trasplantar (salvo muy raras excepciones) fuera de época y en estos trasplantes no podar las raíces en demasía

Mala mezcla de los sustratos.

El sustrato tiene que ser poroso y suficientemente drenante como dijimos anteriormente. Cada especie necesita un tipo de sustrato particular. Por ejemplo en los Ficus emplearemos un sustrato mezclado en un 70% Akadama y un 30% Kiriu. Las azaleas, al ser plantas acidófilas necesitan de sustratos más ácidos, por lo que usaremos un sustrato llamado Kanuma, pudiéndose mezclar con Akadama.

Abonar en exceso.

El abonado es algo que debemos cuidar ya que nuestros bonsáis necesitarán de abono para darles ese alimento extra que no encontrarán en el sustrato y que es tan necesario para su desarrollo. Como sabrás, existen dos tipos de abonos, los abonos orgánicos e inorgánicos. Cada uno aplicará el tipo de abono que crea conveniente en cada circunstancia, pero siempre aplicando las dosis marcadas por los fabricantes y a ser posible específicas para bonsái.

Olvidarnos de los bonsáis en vacaciones.

Es casi seguro, junto con el exceso de agua, la principal causa de la mortandad de los bonsáis. Deberemos asegurarnos de que va a estar regado en su momento. Si disponemos de riego automático deberemos asegurarnos que funciona. Si no tenemos riego automático días antes de marcharnos daremos instrucciones precisas a la persona que dejemos encargado de regarlos.

Si no tenemos ningún familiar o amigo que los puedan cuidar durante los días que estamos fuera, la mejor opción y probablemente la única que te quede es llevarlos a centros especializados con servicios de guardería donde se encargarán de cuidar tus bonsáis mientas disfrutas de tus vacaciones.