La higuera es un árbol de dimensiones pequeñas, que no suele crecer más de 4 o 5 metros de altura, pero sí que crece a lo ancho. Es un árbol muy agradecido porque requiere pocos cuidados. Aguanta temperaturas extremas, lo que hace que crezca en muchos parajes sin dificultad y su fruto -breva e higo, según la época del año- es muy apreciado.

Cómo plantar una higuera


Aunque la higuera es un árbol que requiere pocos cuidados, lo ideal es que crezca en una zona con una temperatura media de 18ºC, aunque es cierto que soporta temperaturas muy extremas.

Puedes plantar una rama de una higuera ya crecida. También puedes plantar las semillas, pero lo idóneo es escoger un árbol en el vivero de 2 años y plantarlo. Así crecerá con más facilidad.

Elige un terreno bien húmedo y drenado y haz un agujero en el mismo para plantar la higuera. Deberás recubrir el lecho con una capa de piedras o ladrillos, para que el agua no se estanque.

Una vez que has plantado el árbol, conviene que sujetes el tronco o la parte que está en la superficie con un palo bien firme.

De esta manera, irás dando forma al árbol de la higuera y a sus ramas. De no hacerlo, es posible que el árbol crezca a lo ancho y coja grandes dimensiones.

La mejor época del año para plantar una higuera es en invierno, entre noviembre y marzo. La poda deberás hacerla en febrero, para ir dando forma al árbol y, por supuesto, cada año tendrás que eliminar las ramas viejas.

En el mes de junio, obtendrás como fruta las brevas y los higos durante agosto y septiembre. Ambas frutas puedes degustarlas solas, en compota o como acompañamiento en salsas.