Trabajar un bonsái es un arte milenario para el que hay que armarse de paciencia, grandes dosis de paciencia, porque deberán pasar años para que podamos apreciar los primeros resultados de nuestro proyecto.

El confinamiento y el estado de alarma nos han regalado tiempo: es una de las cosas positivas que debemos extraer de esta situación. Y si hay un hobby que necesita de tiempo para ver sus resultados es el cultivo de un macrobonsai.

Fueron los chinos, hace más de 2.000 años, los que comenzaron a crear paisajes en miniatura, y los japoneses los que copiaron este arte para comenzar a cultivar árboles en tamaño reducido de manera individual.

Arte del olivo milenario y estética japonesa

Siguiendo sus sabios consejos, hoy en día, miles de aficionados en todo el mundo se dedican a este arte que conjuga las técnicas de la horticultura con los principios estéticos asiáticos. En concreto, la estética japonesa es casi una filosofía de vida y todo ello se expresa en la belleza de un pequeño bonsái.

Los aficionados extremeños al bonsái han dedicado los dos últimos meses de cuarentena a supervisar sus bosques en miniatura y las lluvias de esta primavera han sido una auténtica bendición. Como en cualquier plantación y huerto, cada estación tiene sus tareas específicas y lo mismo sucede con un macrobonsai.

En los primeros días de primavera es época de trasplantes, pero también es tiempo de podar, injertos, pinzar las hojas y abonar.

A cada ejemplar hay que ir dándole una forma específica donde cada rama tiene su función y su importancia. Los alambres de diferente grosor nos ayudarán a ir domando esa rama para que se coloque en la posición deseada.

Las especies de hojas pequeñas son más fáciles de trabajar para formar un bonito macrobonsai, pero en definitiva, cualquier especie con tronco leñoso cultivada en una pequeña maceta puede ser un digno árbol en miniatura.

Especies del bosque mediterráneo

En Extremadura tenemos la suerte de tener acceso a plantones de especies habituales en nuestros bosques como olivos, acebuches, encinas, quejigos, alcornoques, fresnos, sauces, pinos o arces.

Los bonsaístas extremeños están pasando un confinamiento muy entretenido entre todas las herramientas necesarias para trabajar un bonsái donde no pueden faltar podadoras, tijeras, alicates o palillos.

Muchas de estas herramientas llegan directamente de Japón, además del sustrato nipón específico de arcilla granulada (akadama) que facilita la aireación, la retención de agua y nutrientes y evita la podedumbre de la raíz.

También la primavera es un buen momento para conseguir futuros bonsáis realizando acodos aéreos en las ramas de nuestro árbol y obtener nuevos árboles a partir de esquejes.

Disfrutar del cultivo de macrobonsai es una gratificante experiencia donde los días y las semanas pasan sin darnos cuenta.

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